Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘abuela zapatona’

Cuento de autor desconocido reconstruido (según su memoria) por mi papá, Lorenzo Zolezzi Ibárcena.

La abuela zapatona

Estaba barriendo la puerta de su casa la abuela zapatona cuando se encontró una monedita de oro.

– ¿Qué haré con esta monedita de oro? dijo la abuela zapatona.

– Ya se lo que haré, iré al mercado y me compraré un pavo.

Se fue enseguida al mercado la abuela zapatona y se compró un pavo.

Era tan grande y tan gordo como no se había visto pavo igual desde que el mundo es mundo.

Iba camino de su casa la abuela zapatona cuando al llegar a una cerca que halló al paso el pavo se quedó parado y no hubo forma de hacerlo andar.

Miró a su alrededor la abuela zapatona y vio un perro.

– Perro, le dijo, espanta al pavo, que no quiere cruzar la cerca y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Pero el perro no le hizo caso.

Volvió a mirar a su alrededor la abuela zapatona y vio un palo.

– Palo, le dijo, golpea al perro, que no quiere espantar al pavo, que no quiere cruzar la cerca, y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Pero el palo tampoco le hizo caso.

Volvió a mirar a su alrededor la abuela zapatona y vio un fuego.

– Fuego, le dijo, quema al palo, que no quiere golpear al perro, que no quiere espantar al pavo, que no quiere cruzar la cerca y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Pero el fuego tampoco le hizo caso.

Volvió a mirar a su alrededor la abuela zapatona y vio un charco de agua.

– Agua, le dijo, apaga el fuego, que no quiere quemar el palo, que no quiere golpear al perro, que no quiere espantar al pavo, que no quiere cruzar la cerca y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Pero el agua tampoco le hizo caso.

Volvió a mirar a su alrededor la abuela zapatona y vio una vaca.

– Vaca, le dijo, bébete el agua, que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar el palo, que no quiere golpear al perro, que no quiere espantar al pavo, que no quiere cruzar la cerca y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Pero la vaca tampoco le hizo caso.

Volvió a mirar a su alrededor la abuela zapatona y vio un carnicero.

– Carnicero, le dijo, mata a la vaca, que no quiere beberse el agua, que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar el palo, que no quiere golpear al perro, que no quiere espantar al pavo, que no quiere cruzar la cerca, y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Pero el carnicero tampoco le hizo caso.

Volvió a mirar a su alrededor la abuela zapatona y vio una soga.

– Soga, le dijo, ahorca al carnicero, que no quiere matar a la vaca, que no quiere beberse el agua, que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar el palo, que no quiere golpear al perro, que no quiere espantar al pavo, que no quiere cruzar la cerca, y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Pero la soga tampoco le hizo caso.

Volvió a mirar a su alrededor la abuela zapatona y vio un ratón.

– Ratón, le dijo, roe la soga, que no quiere ahorcar al  carnicero, que no quiere matar a la vaca, que no quiere beberse el agua, que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar el palo, que no quiere golpear al perro, que no quiere espantar al pavo, que no quiere cruzar la cerca, y no voy a poder llegar esta noche a mi casa.

Entonces el ratón sí le hizo caso y le pidió un pedazo de queso.

Después de comerse el queso el ratón empezó a roer la soga, la soga empezó a ahorcar al carnicero, el carnicero empezó a matar a la vaca, la vaca empezó a beber el agua, el agua empezó a apagar el fuego, el fuego empezó a quemar el palo, el palo empezó a golpear al perro, el perro empezó a espantar al pavo, el pavo cruzó la cerca y la abuela zapatona pudo llegar esa noche a su casa.

———-

(Me lo narraba mi mamá cuando yo era chico. Ella lo había aprendido, a su vez, de su mamá, conocida como Mamá Elvira. Su nombre era Elvira Ruiz de Ibárcena, aunque  decía que su nombre completo era Elvira María Ruiz Hinojosa Cáceres Gálvez. Y sostenía que era descendiente del General Bernardino de Cáceres, según ella prócer de la independencia).

Read Full Post »